La otra gran rama de los sistemas de monitorización es la que conforma la Gestión Integral de la Rodadura, que está integrada por cuatro equipos: uno en el foso para el torneado de ruedas de cada taller, un medidor específico de parámetros de ruedas en la vía 10 del de Ariz y un detector de impactos verticales o planos ubicado en la propia traza, entre las estaciones de Santimami/San Mamés e Indautxu por vía 2. Con ellos se monitoriza el estado de las ruedas y su perfil de rodadura para establecer las medidas preventivas y correctoras necesarias, con los objetivos de garantizar la seguridad de la circulación y favorecer el confort del pasaje.

Por último, recientemente se han instalado también sensores en algunos ejes de la unidad 602 para hacer la medición inversa y detectar, desde el tren, las anomalías de la vía, lo que comúnmente se conoce como sistemas de monitorización embarcados. Se trata de una experiencia piloto que permitirá determinar si sube o baja su nivel, si hay badenes o incluso planificar, con una mayor frecuencia y de una forma ágil, ciertas operaciones de mantenimiento de la vía, como el bateo.