La adquisición de un remolcador eléctrico facilitó el movimiento de los trenes sin capacidad de tracción en el ámbito del taller de Sopela. La nueva maquinaria permite agilizar las labores de mantenimiento y supuso un nuevo paso en la seguridad de la operativa. Un cambio que ha redundado en una parada mucho más precisa de las unidades, casi milimétrica.

Operado por control remoto, el remolcador es de la firma alemana Zwiehoff y se ha fabricado a la carta, licitación mediante, para satisfacer las necesidades de Metro Bilbao. Cuenta con una batería de plomo que permite una autonomía de trabajo de hasta siete horas, está capacitado para transportar hasta 500 toneladas de peso (en vía seca, recta y horizontal) y es versátil, lo que le permite desplazarse igualmente por raíles o soleras de hormigón. El dispositivo se engancha al tren por el scharfenberg y permite operar en maniobras bidireccionales, hacia delante o hacia atrás.
La nueva maquinaria permite agilizar revisiones como las denominadas P1, P2 y P3, que contemplan la entrada del tren en el túnel de soplado o la vía de gatos, donde no existe alimentación eléctrica a través de la catenaria. También se utiliza para el torneado de ruedas y otras labores de mantenimiento, siempre que, por motivos de seguridad, las maniobras no superen el disco de salida del taller S31S03.